viernes, 24 de julio de 2009

Ya no nos queda ninguna excusa

Ya no nos queda ninguna excusa
Por Raquel Platero
Domingo 12 de julio de 2009

Cuando hablamos de la situación de la homofobia en el Estado español es inevitable referirnos al cambio, a la situación paradójica de convivencia de los valores más tradicionales e inmovilistas con una nueva visibilidad y acceso a derechos. Si nos preguntamos por la homofobia en la educación, observamos dos situaciones de diferente velocidad. Por una parte, el profesorado que piensa que no necesita saber más de lo que ya sabe, que su alumnado ya tiene suficiente con tener las habilidades básicas y que, claro, cada año los estudiantes son peores. Y por otra parte, un alumnado y profesorado que se enfrenta con sus propias herramientas a las normas dominantes, con el consabido castigo por manifestarse como lesbianas, gays, trans, o por su identidad de género elegida.

En muchos centros la tónica habitual es aseverar que aquí no tenemos ese problema. Es decir, que la discriminación de género, homófoba o xenófoba no existe, que hemos alcanzado una situación aparente de igualdad formal. Y esta afirmación imposibilita que reconozcamos que tenemos alumnado gitano, trans, o migrante, por ejemplo. Su argumento es que, si abordamos de forma específica alguna de estas realidades, estamos creando la diferencia. Negar la diversidad y complejidad no nos posibilita entender por qué faltan a clase, por qué a veces tienen actitudes pasivas, por qué no quieren salir al recreo o nadie les elige en los trabajos en grupo, por qué desconectan con los contenidos o dejan el instituto demasiado pronto… Y nos permite dar otras explicaciones menos incómodas a su comportamiento: son vagos, tontos o incapaces.

Son ya bastantes los centros educativos que están abordando la homofobia y el sexismo. A veces hay algún docente valiente al tiempo que kamikaze que se atreve a introducir cuestiones en el aula, pero su trabajo no aparece en ningún medio de comunicación. Otras veces organizaciones LGTB nos dan una charla; y otras, son campañas institucionales que salen más en los medios de comunicación que su presencia en las aulas. Esta situación de visibilidad es inédita, y sin embargo persiste la impresión de estar abordando problemas aislados que afectan a una minoría del alumnado, que no tienen conexión con otras discriminaciones estructurales, y que nada tiene que ver con las cuestiones verdaderamente importantes.

En esta situación de doble velocidad, para muchas personas el armario sigue siendo la opción más segura. Al menos hasta saber cómo reacciona tu profesor, tu compañero de clase, el claustro de profes… Para muchas de nosotras la vida no puede esperar a pedir permiso a la persona que tenemos al lado. Para las niñas y niños trans en Primaria es vital que se reconozca ya su nombre y su identidad. No pueden esperar ni al curso que viene, ni a la semana que viene. A los y las adolescentes no les podemos negar los sentimientos que tienen por alguien del mismo sexo. Luego diremos que “no conocemos a estos jóvenes ni qué les pasa por la cabeza”. Al profesorado se nos pide que enseñemos sobre valores, pero que no abordemos las cuestiones LGTB porque son incómodas. De nuevo, se nos demanda que nuestra vida sea irrelevante para el ejercicio docente, y esto es simplemente imposible.

Las escuelas rebosan heterosexismo

No es una fase y no se nos va a pasar. La sexualidad y la identidad de género no son caprichos fugaces. No se trata de algo irrelevante para el desarrollo de la persona en formación. Abordar la diversidad sexual en la educación no es una campaña pasajera. Es una necesidad real de hoy. Se está haciendo en países europeos como Escocia y Holanda, incidiendo directamente en reducir la homofobia. En nuestro entorno, hay muchos docentes que llevan años trabajando por una educación integral en igualdad. Un trabajo que se ve recompensado por estudiantes que vuelven al cabo de los años para agradecerte tu trabajo y explicarte que algo que dijiste hizo que dejaran de sentirse aislados o raros, que les ayudó a tener un pensamiento crítico y constructivo. Docentes que estamos abordando el analfabetismo de género y las sexualidades, poniendo de manifiesto que no sólo existe el currículum oculto, sino que también en el oficial se está reforzando el heterosexismo.

No podemos escudarnos en que el profesorado está desbordado con otras cuestiones urgentes. No podemos poner como excusa la presión conservadora que nos pide que hagamos clones de buenos estudiantes cívicos que no piensen por sí solos. No podemos doblegarnos a las salas de profesores que ven en la homofobia una herramienta didáctica para enseñar a los chicos a no ser nenazas y convertirse en hombres de verdad.

Es hora de hacernos visibles, enseñar sobre la sexualidad de manera transversal en todas las asignaturas y etapas educativas, entendiendo que para abordar la homofobia tenemos que hablar también del vínculo con otras formas de exclusión. En una Europa que expande derechos y a la vez se derechiza, es el momento de movilizarse por los derechos sexuales. Ya no nos quedan excusas.

Del web Fuente: Diagonal http://www.educacionenvalores.org/spip.php?article2432

viernes, 10 de julio de 2009

FIESTAS EN LA SEMANA NEGRA DE GIJÓN


El Sábado 11 de Julio y el Viernes 17 de Julio de 2009, a partir de las 12:30 de la noche en la playa del Arbeyal de Gijón, en el recinto de LA CALEYA.


NOS VAMOS DE FIESTAAAA!!!!!

Fotos orgullo 2009 Madrid

A LA ESCUELA SIN ARMARIOS




ORGULLO 2009
MADRID



































































Mi historia.



Sociedad. El comercio.
Mi historia

H ace cuatro años me enamoré de una chica y diréis ¿y qué? Yo nunca me había enamorado antes ni de un chico, ni de una chica, y tengo 42 años. Sabía que me podría enamorar de una chica pero... como nunca me tropezé con nadie que me gustase... Estaba muy liada, tenía muchos 'pájaros' en la cabeza, y fue tal el 'schok emocional', que tuve que ir a una psicóloga.
Desde la infancia se arrastran tantas cosas que en algún momento de tu vida tienen que salir, por eso qué importante es la educación afectivo-sexual porque no es fácil llegar a conocerte a ti misma, aceptarte y quererte tal y como eres.
A veces estás tan pendiente de cuidar y atender a los que te rodean y los haces con todo el cariño del mundo porque nadie te obliga, que no te paras a pensar en ti.
Pasan los años y pasa la vida.
Pero si Dios ha querido que me enamore por primera vez en ese momento y que esté donde esté (soy profe de infantil en un colegio religioso), por algo será.
Quiero que las niñas y niños crezcan libres de prejuicios y estereotipos, y sé que es importante para ello predicar con el ejemplo.
Entré en TRÍBADAS (grupo de mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales de Asturias) por la necesidad de conocer a otras chicas, buscando apoyo y cariño, y lo encontré. Pero empiezas a ver que hay muchas cosas que hacer, que puedes ayudar a muchas otras mujeres, te enganchas y te empiezas a hacer cada vez más activista.
Mi familia lo sabe y en el trabajo también. Y si ser yo misma molesta a otras personas, pues qué se le va hacer.
Yo estoy muy orgullosa de mi vida y de mi persona y no me tengo que avergonzar de nada.
Y con mucho orgullo digo:
Sí, ¡soy lesbiana y feminista! ¿y qué?

lunes, 6 de julio de 2009

Tríbadas en el Comercio

http://www.elcomerciodigital.com/gijon/20090705/sociedad/aulas-prejuicios-armario-20090705.html
Sociedad
Aulas sin prejuicios en el armario

Treno, 19 años, es gay, y Olaya, de 18, bisexual. / A. PIÑA

Los referentes sobre homosexualidad en el cine, la literatura e internet colaboran en la normalización
El ámbito laboral y el familiar son los más complejos a la hora de confesar la orientación sexual
Los actos del Orgullo Gay han lanzado este año un mensaje en favor de promover una educación afectivo-sexual en la escuela y eliminar tabúes
Treno y Olaya cuentan cómo lo hicieron ellos
«Me gusta... Soy gay, pero me da vergüenza decirlo». Un estudiante de Secundaria de un pueblo de Asturias escribió esta nota en una hoja de evaluación de una de las charlas que Xente Gai (Xega) ofrece por los institutos de la región. Forman parte de un plan piloto que se desarrolla por cuarto año consecutivo y que llega a un millar de alumnos gracias al trabajo de media docena de voluntarios que se afanan en dar una visión de normalidad a lo que son: gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. Ayer se celebró en Madrid la manifestación del Día del Orgullo Gay que puso fin a más de una semana de actividades que se desarrollaron bajo un mensaje claro en favor de una educación afectivosexual que elimine los armarios de las aulas, tanto entre el alumnado como entre el profesorado, que aporte normalidad. Ni más ni menos.
No es la situación que se vive hoy ni parecida a la del ayer. Pero la homofobia sigue presente, aunque cada vez es menos doloroso para las nuevas generaciones decir «hasta aquí llegué». Treno Mancebo, 19 años, es homosexual y está encantado de decirlo en público. Pero no siempre fue así. «Yo siempre quise casarme con el guaperas de la clase», bromea este joven gijonés, que con 13 años confesó ante una amiga y con 14, ante el resto. En el camino, muchos sinsabores, muchos insultos y, sobre todo, mucha estupidez. «Yo no creo que sean homófobos, sino idiotas», dice Treno, con el convencimiento de que aquellos grupos de adolescentes que le acosaban sólo buscaban una víctima débil, que en el fondo les daba igual el porqué. Fuera como fuera, lo pasó mal. Muy mal, sobre todo aquel día que le dijeron «bujarra, suelta la jarra». Se hundió. Se encerró en el baño. Dio puñetazos en las puertas. Sus padres tuvieron que personarse en el instituto. Después de aquello, todo fue a mejor. En su casa saben que es gay y a él lo que más le molesta es la ignorancia de quiénes no saben lo que es un transexual.
Hay ignorancia entre los jóvenes, sí, pero sus referencias son bien distintas a las que tuvieron en su día Tino Brugos, histórico de Xega y también maestro, Isabel Solís, profesora de infantil de un colegio religioso, y Yosune Álvarez, responsable del programa de educación afectivo-sexual de Xega. «Yo creo que se puede decir que ésta es una generación sensata», afirma Brugos. Las razones son múltiples y variadas. La propia educación, la televisión, el cine, internet. Los referentes sobre homosexualidad son una constante en las vidas de las nuevas generaciones, que aceptan por norma general de buen grado las orientaciones sexual de los otros, pero también es cierto que si no son sus amigos o familiares, mejor.
Esa actitud de sí, pero mejor que no tenerlo cerca es general. Quizá por eso no es fácil salir del armario ni de joven ni de mayor en determinados ámbitos: el laboral y el de la familia. Cuesta sangre, sudor y lágrimas dar ese paso. Y máxime cuando se pueden temer represalias laborales. Por eso, apunta Tino Brugos, en el seno de la escuela hay un buen número de maestros que ni por asomo están dispuestos a decir cuál es su orientación sexual.
Tabú vigente
El tabú sigue vigente. Y en el seno de la familia aceptarlo cuesta. La madre de Treno no lo lleva bien y a la de Olaya Rafael, de 18 años, estudiante de peluquería, tampoco le gusta nada eso de que su hija sea bisexual. «Mi madre no se lo cree, y mira que he salido con varias chicas, pero no se lo cree», dice. Quizá esa negación sea un mecanismo de defensa que esta joven cree innecesario. Porque ella ha tenido cero problemas por su orientación sexual en otros ámbitos. Nunca fue acosada en el colegio ni similar, pero confiesa que sí le resultó complicado decir su verdad a su mejor amiga: «Tardé seis años en decírselo, y ni siquiera se lo dije yo, le pedí a un amigo que lo hiciera». Con once años se dio cuenta de le «gustan los chicos y las chicas», y como a Treno le indigna la ignorancia. En una ocasión le preguntaron si era hermafrodita. Ni respondió. No merecía la pena hacer comentarios.
En Xega saben que queda mucho trabajo pendiente en el seno de colegios e institutos para que no haya ningún otro Treno que tenga que aporrear puertas, pero también saben que están en el buen camino. Incluso se felicitan por ser unos auténticos adelantados en España a la hora de llegar a las aulas. Hace cuatro años pusieron en marcha el plan piloto y confían que el próximo año continúe con el apoyo de la Administración asturiana. Sólo en Madrid y Valencia existen proyectos similares, pero que además el carácter pionero de Asturias ha hecho que el material que ellos han elaborado sea reclamado en otras comunidades autónomas.
Están muy satisfechos de lo que hacen. Trabajan en sus charlas en cuatro conceptos: sexo, género, orientación e identidad. Y procuran que a todos los encuentros con estudiantes, con los que han llegado a todas las alas de Asturias, vayan un gay, una lesbiana y un transexual. Quieren hacerlo muy bien y en ningún caso gustan del adoctrinamiento facilón. Hablan lo justo y luego dejan a los chicos que se explayen a gusto. Y eso es quizá lo más enriquecedor de esta experiencia, en la que los chicos preguntan y preguntan. «Se interesan sobre todo por cuestiones personales», detalla Yosune Álvarez, que añade que tienen un interés especial por saber cómo, cuándo y por qué descubrieron su orientación sexual.
Es curioso que en ocasiones se establecen debates y son ellos mismos los que se van contestando los unos a los otros, los que incluso se rebaten si alguien dice una palabra más alta que otra, que no es lo habitual. No hay risitas tontas y sí interés en estos encuentros con jóvenes de entre 12 y 16 años. Lo que no hay son salidas del armario inmediatas tras la charla. Ese proceso lleva su tiempo.
Llegar más lejos
Para Xega es importante continuar y llegar aún más lejos, aunque no es fácil cuando quienes dan las charlas son voluntarios que deben encontrar un hueco en sus vidas para hablar alto y claro. Acuden a los colegios por invitación de éstos, de modo que no ha habido ningún veto, pero sí destacan desde Xega el hecho de que hayan sido llamados a ningún colegio concertado. Sin embargo, sí llegan a los padres, a través de conferencias que ofrecen a las asociaciones de padres, y también al profesorado, a través de cursos de formación.
En el futuro, no lo dudan, llegarán más lejos. Un futuro que nadie dibuja de rosa pero sí más despejado que el pasado. Bien lo sabe Isabel Solís García, que acaba de dar el paso de hacer pública su condición de mujer enamorada de una mujer. «El problema es llegar hasta aquí», dice Tino Brugos. Ella le da la razón y confiesa que le ha costado un precio muy caro en psicólogos, pastillas y en todas esas cosas que no tienen precio: «La autohomofobia es lo peor de todo».

jueves, 2 de julio de 2009

Cerrado (por unos días) por militancia









"




Nos vamos a Madrid¡¡¡ Esperamos veros a todas y a todos allí¡¡¡