martes, 23 de septiembre de 2008

Contra la sombra

Este post va dedicado a Camila... de hecho el artículo es suyo, lo encontré navegando por la web... Camila,ya me explicarás que ye eso de "Trans-Ser y Cortransgénero" que ya me pierdo¡¡¡¡

Bueno no penséis que meto este artículo para rellenar eh¡¡¡ sólo pongo alguna de las lecturas y búsquedas que hago por Internet y hoy me topé con este artículo de nuestra Camila¡¡

muchos besos pancha¡¡¡¡


C O N T R A L A S O M B R A



El lesbianismo en Colombia está empezando a organizarse a través de diversos grupos que hacen alianzas entre sí. Sin embargo, para consolidarse, aún falta camino por recorrer.

Por: Camila Esguerra Muelle*



Es difícil hablar de un movimiento lésbico en Colombia. Tres serían las razones. Una es que las formas de organización de las lesbianas no han logrado aún una estructura permanente que articule a distintos subsectores y sobrepase las coyunturas. Esto, en todo caso, no resta valor a estas organizaciones.

Otra, la construcción de sujeto lésbico colectivo en el país es un proceso hasta ahora incipiente, debido, en gran medida, a que el desarrollo de la identidad y las subjetividades lésbicas ha chocado con la profunda lesbofobia de la sociedad.

Por último, porque sólo recientemente, pasamos de tener organizaciones gay o mixtas -en las que se invisibilizaba a las lesbianas o había una baja participación de ellas, debido a la dominación masculina presente, no sólo en la sociedad heterosexual, sino dentro del sector gay-, a contar con organizaciones femeninas más amplias y permanentes, que luego establecieron alianzas con otros sectores sociales, como el de mujeres transgeneristas y bisexuales.

Fue en la década de los 70 en la que comenzaron a conformarse organizaciones activistas gay -aunque en años anteriores hubo antecedentes importantes como, en los años 40 en Bogotá, la creación de grupos cerrados- como Los Felipitos y en los años 60 la figuración del filósofo de tendencia trotskista, León Zuleta en Medellín, quien acuñó el término guey, para resistir la aculturación operada mediante la lengua, que sin embargo no ha sido incorporado.

Dentro de estas organizaciones, en su totalidad gays o mixtas, vale la pena resaltar a Greco (Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual), el primero en integrar mujeres y en generar alianzas con grupos feministas. Fue conformado por estudiantes de la universidades de Antioquia y Nacional de Medellín, reunidos por Zuleta. Por la misma época, surgieron otros grupos en diversas ciudades del país como Cali, Bucaramanga y Armenia. Luego, bajo la denominación de Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia, se formaron los grupos existentes hasta el momento. En la década de los 80 surgieron nuevos grupos y se extinguieron otros, en donde la presencia femenina seguía a la sombra.

En 1994, Juan Pablo Ordóñez, colombiano residente en Washington, ganó el premio Felipa de Souza. A raíz de este reconocimiento, se trasladó a Bogotá y, con otras personas, organizó la Asociación Colombiana de Lesbianas y Homosexuales, un nuevo proyecto de alianza entre organizaciones. Esta Asociación fue la primera en incluir dentro de su nombre de manera explícita la palabra "lesbiana". Como un brazo de ésta nacen el Grupo de Mujeres Lesbianas y Solidaridad Lésbica (SOL) el primero, de incidencia política lésbica y el segundo, enfocado a procesos de identidad. Estos dos grupos junto a Feministas Autónomas -un grupo que podríamos considerar heterofeminista-, se constituyeron en los antecesores más importantes del grupo Triángulo Negro, fundado en septiembre de 1996. Su nombre es alusivo y subversivo del símbolo con que los nazis tatuaban a las mujeres 'antisociales' con fines de segregación y eliminación. En 1997, Triángulo Negro se convirtió en el primer grupo abierto a la participación de mujeres lesbianas y en 1999 sumó a las bisexuales. Participó, por ejemplo, en la demanda por inconstitucionalidad del parágrafo del Estatuto Docente que establecía la homosexualidad como causal de mala conducta. Esta demanda fue ganada y la actuación de varias integrantes del grupo, que se desempeñaban como docentes, fue fundamental.

Por la misma época se fundaron varios grupos, entre ellos Despertares de Pereira. De sus 15 miembros sólo dos eran lesbianas.

Entonces se desataron una serie de iniciativas organizativas alternativas al enfoque de Triángulo Negro, que para 1999 empezó a funcionar más que como una organización de incidencia política, como un grupo de apoyo. De esta manera, Bogotá se convirtió, a finales de los 90, en un centro de la organización lésbica en Colombia. Fundadoras e integrantes de Triángulo iniciaron organizaciones como Colectivo Lésbico, que pretendía hacer activismo político basado en la investigación social; Mujeres al Borde, que trabaja desde la expresión artística; GLC (Grupo de Lesbianas de Colombia), que se estableció como una red electrónica; Dalai, un grupo de lesbianas jóvenes y Labrys, interesado en la investigación y producción simbólica alrededor las nuevas ciudadanías lésbicas, transgenéricas y bisexuales.

Todas estas organizaciones estuvieron articuladas a metaorganizaciones y redes mixtas: Triángulo Negro y SOL al Proyecto Agenda, organización que vinculaba a grupos y empresas gays y lésbicas, y se encargaba de eventos de visibilidad e incidencia política, pero de manera coyuntural y con una notoria dominación simbólica masculina, la que en todo caso, encontró resistencia de parte de las organizaciones lésbicas. Por su parte, en el año 2000, Colectivo Lésbico, Mujeres al Borde, y Labrys comenzaron a hacer parte del sector de gays y lesbianas -actualmente denominado sector lgbt (Lesbianas gays, bisexuales y transgeneristas)- del entonces naciente proyecto Planeta Paz, que busca vincular a sectores sociales tradicionalmente no escuchados a la solución pacífica del conflicto social y armado en el país. A este sector, en 2003, se sumaría el entonces conformado Grupo de Mamás Lesbianas.

En 2003, se creó la red Nosotras LBT integrada por organizaciones lésbicas -ya mencionadas-, bisexuales y transgeneristas (específicamente Trans-Ser y Cortransgénero). La conformación de Nosotras LBT, se constituyó en un acto separatista importante, que sin embargo, no pretendía dejar de lado el trabajo conjunto con hombres gay. Otro espacio organizativo en el que participaron estos grupos femeninos fue el Comité de impulso del Proyecto de ley por medio del cual se reconocían las parejas del mismo sexo y sus efectos patrimoniales, que cursó trámite en el Congreso de la República durante el año 2003 y fue archivado.

De este comité de impulso, se desprendió la organización Colombia Diversa, cuya dirección ejecutiva está actualmente en cabeza de una de las líderes lesbianas feministas más activas en procesos organizativos y de visibilización en el país.

En el mismo año, surgió la red electrónica Lesbianas Bogotá desde la cual se han establecido espacios de encuentro y se ha hecho una difusión simbólica renovadora. Por último, en 2005, nace DeGeneres-E, espacio de difusión audiovisual lésbico.

Todas estas organizaciones han logrado alianzas esporádicas con grupos y movimientos lésbicos y feministas de otros países, y aunque muchas mantienen un trabajo permanente, es necesario que el movimiento de mujeres LBT en Colombia fortalezca su capacidad de operación, de incidencia y persistencia por encima de las coyunturas.



Fuente

Las fuentes de este artículo son las entrevistas hechas para la tesis de grado de la autora titulada Del pecatum mutum al Orgullo de ser lesbiana, 2002 para optar por el grado de antropóloga de la Universidad Nacional de Colombia y notas de Manuel Velandia Mora, 1998.



* Antropóloga de la Universidad Nacional de Colombia

sábado, 13 de septiembre de 2008

La sidra y la política social

"O de cómo conocer a gente interesante mientras escancias sidra" jeje estaría guay de segundo título.

Durante mis aventuras sidreras en La Caleya ya voy conociendo a dos blogueras mu interesantes y manera muy fácil, me acerco a su mesa y les echo un buen culete de sidra, y cuando llego a casa y miro el blog y ala¡¡ ya tengo mensajes suyos¡¡¡¡
Y a personas que trabajan en otras asociaciones y colectivos, personas que están en política, que vienen a descansar, a remoyase en sidra, a relajase y a echase unas risas. También vienen mis tribadillas, a veces en versión Charanga Feminista, otras intentamos cambiar el mundo mientras la sidra va y vien y nun se detién...
Si tengo tiempo hablo con ellas, comparto experiencias, hablamos del mundo y de cómo podemos cambiarlo para mejor... y si no pues escancio sidra sin más.
Tiene razón Mon en el mensaje que me dejó en el otro post, y también Jo, cada cual milita a su manera. El mundo ye demasiao grande para cambiarlo todo a la vez, y de golpe, pero si cambiamos la parte de mundo que nos rodea ya ye bastante, que desde luego, fácil no ye...
Para mí la política social ye salir de manifestación por las calles de Madrid y rematar con las canciones de esta SEÑORA que sale en el vídeo...

jueves, 11 de septiembre de 2008

¿Lesbiana practicanta o lesbiana militanta?

Hace un año una asociación juvenil invitó a Xega a participar en unas jornadas. En ellas Jaime, el coordinador de Xega Xoven y yo les hablamos de lo que hacíamos en los talleres que vamos a dar por los institutos sobre homosexualidad. En medio del taller me sorprendí a mí misma diciendo que hoy en día decir que eres lesbiana no es sólo hablar de tu tendencia sexual sino que también tenía un cáriz político por todo lo que supone hacer una declaración así.
En julio, Carmen G. Hernández pedía voluntarias para seguir trabajando en el Área de Políticas Lésbicas de la FELGTB (tenéis un vínculo más abajo para ver qué es) durante el verano y yo le contesté que si no le importaba si esta temporada sólo fuera "lesbiana practicanta".... aguanté dos semanas, luego ya volví a las andadas, no con Tríbadas, que estaban casi todas las chicas de vacaciones y demás sino leyendo, buscando cosas por internet.... ideando cosas para este curso... y llegué a la conclusión que aunque no participe en ningún colectivo, seguiré siendo militanta, porque me niego a ignorar lo que la sociedad dice de nosotras, lo que nos pasa.

Hay chicas que reniegan de los bares de ambiente, de salir con otras lesbianas porque no quieren identificarse con el martillo... tonterías varias. Si ser heterosexual no quiere decir que todos sean iguales como personas, porque se presupone que estamos obligadas a ser iguales? a que nos guste la misma música, llevemos el mismo estilo de vida? votemos al mismo partido político? o nos guste el mismo tipo de chica?

Yo no me identifico con todas las lesbianas que conozco, de hecho a algunas intento esquivarlas y no tener ninguna relación con ellas, porque no me gustan como personas, pero también esquivo a otras personas, mujeres y hombres, heterosexuales que tampoco me gusta su manera de ser. me identifico con la gente que me hace reír, con la que conparto una serie de valores, no morales, sino sociales, que es inteligente, no de ser catedráticos ni catedráticas, sino de ser una persona inteligente social y personalmente hablando... que tiene una inteligencia intuitiva...y para eso no hace falta haber estudiado una carrera...y una señal de que una persona es así es que escucha cuando hablan los demás...que no da por supuesto las cosas, que no hace prejuicios sobre los demás... si es heterosexual, gay, lesbiana, transexual, transgénero o lesbiano no me importa,porque de lo que se trata es que seamos personas y tengamos los mismos derechos, los ejerzamos o no.

martes, 9 de septiembre de 2008

Margarita Pisano

Os ofrezco la lectura de este artículo de Margarita Pisano... habla de las dualidades acerca de la sexualidad y el género, y la manía de pensar las cosas clasificándolas en "lo bueno y lo malo" y "lo mejor y lo peor", que viene de la tradición griega y luego del Cristianismo y más cosas que son muy interesantes.



LESBIANISMO: UN LUGAR DE FRONTERA

La historia de la especie humana está demarcada con cuerpos sexuados diferentes, cuerpo-mujer/cuerpo-hombre. Sobre estos cuerpos se construye todo un sistema de significaciones, valores, símbolos, usos y costumbres que normalizan no sólo nuestros cuerpos, sino la sexualidad y, por ende, nuestras vidas, delimitándonos exclusivamente al modelo de la heterosexualidad reproductiva.
La reducción de la sexualidad al espacio reproductivo es fundamental para declarar al cuerpo como objeto para ser dominado, en contrapunto a lo superior: la mente y el espíritu. El hombre superior es aquel que domina su cuerpo, y para el cual el cuerpo es algo molesto pero inevitable. El corte conflicto entre cuerpo y mente es una de las zonas donde se experimenta el dominio, donde se instala la construcción de las carencias y se asignan las capacidades. El crear, pensar, organizar y elaborar valores, es lo que se define como masculino y traduce a su cuerpo en lugar de entrenamiento y desarrollo para el dominio, tal como piensa sus cuerpos culturales (academia, instituciones deportivas, ejércitos, iglesias, etcétera). Cuerpos que se recuperan, se legitiman y admiran dentro de la cultura masculinista.
El cuerpo mujer, por el contrario, es un cuerpo subordinado a su función reproductora. Reducido a sujeto instintivo y/o a objeto de placer, anulado como sujeto pensante, gracias a esta operación cultural de cuerpo supeditado al dominio.
Estos son algunos de los signos con que se construyen las ideas de feminidad y donde la mujer pierde automáticamente la autonomía e independencia, para formar parte de una masculinidad que nos piensa y diseña nuestra subordinación en todos los ámbitos de la cultura, subordinación que es mucho más sutil y profunda de lo que aparentemente pudiéramos apreciar.
La cultura contemporánea no ha hecho sino afinar la sumisión y desligitimación de las mujeres, éste ha sido el hecho fundacional del patriarcado que se extiende y perfecciona en la cultura masculinista contemporánea, aunque haga el juego de apariencias democráticas e igualitarias. Detrás, existe una historia de represión donde las mujeres han sido desprovistas de la palabra y de proyectos políticos, lo que hace imposible salirse del lugar asignado. Es en este lugar simbólico donde se usa la sexualidad como un acto de apropiación que conlleva la dominación como idea de construcción cultural.
Para que todo este engranaje de significaciones opere, la historia de las mujeres ha sido focalizada en el ejercicio de amar sobre el pensar. El amor adquiere una dimensión invasiva y prioritaria, correspondiendo de esta manera al mandato cultural: las mujeres aman y los hombres piensan. En este espacio amoroso subordinado, las mujeres ejercen sus pequeños poderes, sus resistencias, sus tretas, sus influencias; único espacio de poder relativo que les pertenece. Contradictoriamente no somos las mujeres las amadas por la cultura, sino más bien, las deseadas, poseídas y temidas. Son los hombres los amados, tanto por las mujeres como por los propios hombres, construyendo así una cultura misógina que ama a los hombres y desprecia a las mujeres.
Se podría desprender entonces, que las mujeres que aman a mujeres, es decir, las lesbianas, no sólo transgreden este mandato histórico de subordinación a lo masculino, sino que, al mismo tiempo, poseen la potencialidad de sanarse de la propia misoginia para resimbolizarse, no en función de otros, sino de sí mismas. Esta socialización contiene una trampa muy potente, pues cuando amamos a una mujer dentro del orden simbólico masculinista, nos transformamos en sujetos doblemente focalizados hacia el amor, atrapados en los mismos espacios que nos enajenaron de la historia de la humanidad. Dicha erótica contiene la ruptura de los límites de lo femenino y la resistencia al proyecto heterosexual establecido, rompiendo no sólo la misoginia, sino fundamentalmente la fidelidad de amor hacia los hombres.
Los modelos eróticos con que somos socializadas van construyendo y reconstruyendo la simbólica de lo femenino desde los poderes culturales, que son reforzados permanentemente por la iconografía de los medios de comunicación y de grupos culturales que, aunque, aparentemente tengan una posición permisiva o cuestionadora de la sexualidad o de la libertad, en lo medular siguen sosteniendo los viejos valores de la masculinidad.
Para cambiar estos valores se requiere necesariamente de un proceso político cultural civilizatorio que cuestione en lo más profundo los viejos estereotipos de la sociedad patriarcal, que sigue totalmente vigente, aunque se haya travestido de una seudo igualdad en esta masculinidad moderna.
El lesbianismo corresponde a un pensamiento historico-político que tiene características propias y que no son comparables, ni semejantes a la experiencia de las mujeres heterosexuales, aunque como mujeres seamos igualmente desvalorizadas.
La especificidad de la problemática de las lesbianas -a medida que el mundo homosexual ha adquirido más visibilidad- queda sumida en una lectura homosexual generalizada, donde priman de la misma manera que en la heterosexualidad, los intereses masculinos de un trato igualitario que no nos contiene.
Las feministas radicales y las feministas lesbianas sabemos que con leyes igualitarias no se arreglan nuestros problemas, ni se derrumba la feminidad como construcción cultural, por el contrario, la masculinidad sólo suma a su cultura a los discriminados útiles, allí radica su juego de diversidad.
La aspiración de igualdad que tiene el movimiento homosexual, corresponde a la nostalgia de haber formado parte de lo establecido y de compartir espacios de poder político y económico con el resto de los hombres. Siempre han formado parte del colectivo varón que tiene el poder.
La cultura que produce el mundo homosexual masculino está tanto o más impregnada de misoginia que la heterosexual. Ha sido usada por la cultura neoliberal masculinista para atrapar a las mujeres más que nunca en la secundaridad y la revalorización de objeto útil. El travestido no es otra cosa que la caracterización de la tonta femenina subordinada a los deseos y maltratos de la masculinidad.
Creo que la comunidad homosexual debiera repensar estos tics conservadores y el deseo de acceder a un sistema que los reprueba y persigue. Ya que sin entender la complejidad de la cultura masculinista en la que vivimos y lo funcionales que podemos llegar a ser, es difícil que nuestra opción sexual tenga una dimensión política que altere el sistema. Poco tenemos que hacer con los varones homosexuales, ellos no tienen nuestras experiencias corporales, históricas, ni biográficas de maltrato y sumisión, no son discriminados por sus cuerpos, sino por sus opciones. Forman parte de esta cultura, la reafirman y marcan constantemente.
La lesbo-homosexualidad se piensa desde un lugar fronterizo, entre la homosexualidad y la heterosexualidad, no forma parte de ninguno de estos dos modelos, aunque contenga algunos de sus tics culturales. Históricamente el pensamiento lesbiano ha sido un lugar de escondite y de exposición de un proyecto distinto de sociedad, donde no se necesita de la tolerancia de los poderes económicos, religiosos, culturales y políticos para existir.
http://www.mpisano.cl/articulos/lfrontera.htm

jueves, 4 de septiembre de 2008

Empanada mental

Acabo de darme cuenta de que no puse la horade la reunión, a las 8:00... a buenas horas¡¡¡ bueno es otra cualidad en mí... la empanada, la dispersión, el no revisar lo que escribo...

Si no venís no sabreis lo que Tríbadas va a preparar para este año...

lunes, 1 de septiembre de 2008

Comienza el curso¡¡¡



Buenos lectoras y lectores, anuncio pública y oficialmente, que empezamos el nuevo curso¡¡¡




El jueves 4 de septiembre tendremos nuestra primera reunión del colectivo de chicas, Tríbadas-Xega, en el Conseyu de la Mocedá de Gijón, a quien le apetezca pasarse está invitada. El orden del día no voy a desvelarlo aquí, tendréis que ir para saber lo que Tríbadas va a planear para este año...
Lo dicho, estáis todas invitadas¡¡¡ y yo ya tengo ganas de ver a mis tribadillas¡
saludos